Curando nuestra enfermedad holandesa
Autores: LUIS GARICANO / FLORENTINO FELGUEROSO, 6 FEB 2012, elpais.com
Wednesday 15 February 2012, by Carlos San Juan
La demanda desproporcionadamente elevada de empleos que no requieren más que saber leer y
escribir no va a volver nunca.
En 1959, Holanda descubrió enormes yacimientos de gas natural en el mar del Norte. Este
descubrimiento, que incrementó mucho la riqueza del país, produjo un influjo de capitales y
una revaluación del florín que llevaron a la destrucción del sector manufacturero del país. Este
síndrome, que hubiera resultado muy familiar a los españoles del Siglo de Oro, es conocido
desde entonces como la enfermedad holandesa, y la sufren países que descubren de repente
un recurso natural muy valioso. A medida que entra riqueza del extranjero, parte de los
ingresos se gastan en bienes nacionales no comerciables. Si el tipo de cambio del país es fijo
en vez de flexible, el incremento de la demanda interna hace subir los precios internos. Esto
debilita la competitividad de las exportaciones del país. Además, el capital y trabajo
nacionales se reorientan hacia la demanda interna.
En los últimos 15 años, España no encontró petróleo. Pero el sol y el ladrillo, y su (supuesta)
demanda por parte de los extranjeros, fue nuestro petróleo. Como en el Siglo de Oro, la
demanda interna se incrementó al subir nuestra exportación de sol, los precios internos
subieron, la competitividad se deterioró y la economía se reorientó hacia los bienes y servicios
no comerciables.